(14 de septiembre de 1920 – 17 de mayo de 2009)
Dentro de las sesiones semanales del Ateneo Literario José Arrese se abre un espacio para la lectura, análisis y comentario, de la obra literaria de grandes escritores, tales como Rosario Castellanos, Alfonsina Storni, Rubén Darío, Octavio Paz, Jorge Luis Borges, Pablo Neruda, Elsa Cross, Ezra Pound, Manuel Gutiérrez Nájera, Efraín Bartolomé, Enrique González Martínez, entre otros. Escritores de todos los tiempos y no sólo exponentes de la lengua castellana.
Uno de los escritores favoritos, de los más recurridos para la lectura, es Don Mario Benedetti.
El pasado martes 16 de marzo, el Ateneo Literario José Arrese recordó al escritor uruguayo a través de la lectura de algunos de sus poemas, tales como “Rostro de vos”, “Ella que pasa”, “Es tan poco”, entre otros. Los textos fueron leídos, analizados y estudiados, con el objeto de crear textos propios, teniendo como requerimiento la utilización de algún verso como detonante para el surgimiento de otro texto poético. Los resultados se muestran a continuación:
TU SOMBRA - Conchita Hinojosa
para quererte más
no tengo tiempo
Mario Benedetti
Se desvanece entre las manos tu sombra,
en tu rostro yace el tiempo,
agoniza en el sueño,
muerden tus recuerdos,
asfixian tus palabras.
Se muere el tiempo forjado
para cubrir mis praderas.
Ya no tengo tiempo para amarte.
Se desvanece en el horizonte
tu sombra.
LOS MÍNIMOS DETALLES – Antonio Quintero
Lo que conoces
es tan poco
lo que conoces de mí
Mario Benedetti
Es tan poco
lo ya visto
lo que conoces
de mi rostro
de mis ojos fatigados
de mis manos anhelantes
de mi voz que te persigue.
Es tan poco
lo que mi sombra te dice
lo que mi piel te susurra
y aún más poco
es lo que revela tu sonrisa
tu cuerpo manifiesto
y el relámpago en tus ojos.
Nos conocemos poco
es cierto
pero los mínimos detalles
de tu mano en mi cuerpo
y el beso entre tus senos
son luz suficiente
para iniciar un nuevo día.
CONTORNOS - Ismael Rubio Torres
de último vagón
Mario Benedetti
Captúrame que ya soy presa tuya,
englóbame en los rizos de tus palpitares.
Acéptame, mézclate en mi mirada,
dale voz a mi sonrisa
con el abrazo de tus manos.
Déjame ser la fuente
que se refresca en tu belleza.
Déjame ser semilla que vibra
en los contornos de tu ser.
Déjame ser, amada mía,
tintineo en la brisa de tu regazo.
Déjame ser vagón
en los rieles de los cantares de alma.
Captúrame que yo soy presa tuya.
Sólo déjame entonar mi canto
en el vaivén de tu corazón.
FUGACIDADES - Juan Antonio González Cantú
te quiero
sólo dos o tres minutos
para quererte más
no tengo tiempo
Mario Benedetti
Te quiero sólo dos o tres minutos,
para quererte más no tengo tiempo.
Me sobran los te quiero taciturnos,
me faltan los albores irredentos.
Y tú, flor lozana de escasos lustros,
y yo, otoño gris de claro acento.
Semejas escultura de molde avieso,
dotada del perdón y del recuerdo.
Se adentra en el espíritu breve acorde,
se ahoga en mi agonía tal destello.
Y al partir rememorando triste duelo,
se aparta la agonía de este entuerto.
Te quiero sólo dos o tres minutos,
para quererte más no tuve tiempo.
ESPEJOS - Ramiro Rodríguez
I
como víveres
que buscan a su hambre
Mario Benedetti
Cada noche
cuando el reloj detiene sus palabras
los espejos buscan mi rostro
se descuelgan de las paredes vacías
para arrastrarse como serpientes cada noche
los actos no son actos
son nostalgia de hambre
alimento dispuesto sobre la mesa
para la bendición
del cuerpo.
II
estoy lleno de sombras
de noches y deseos
Mario Benedetti
Cada noche
los brazos desatados se mueven como barcas
aúllan los coyotes en colinas desiertas
mi sombra se confunde en el contorno de los muebles
en el vaho que sale por la ventana
me tatúo como cada noche en los espejos
se abren mis dedos como garras de bestia acorralada
esperando el instante del instinto
se cierran los ojos cada noche
para morir a medias
en el sueño.
en el sueño.
ESTA DESPEDIDA - Carlos Ernesto Dramante
la tristeza
de mi casa vista de fuera
Mario Benedetti
Es una doncella
preparando la nostalgia
para la cena
un reflejo en tus cristales
donde veo mi ausencia
una duda que tiembla
y se arrincona
es una mano a medio puño
sosteniendo mis rencores
es mi otra mano
con la palma extendida
para alcanzar las huellas de plomo
que te han llevado
es tu palabra hablada
en lenguas indescifrables
a mi angustia
es la contradicción
de la humedad en tus paredes
escurriendo a tormenta
mientras te alejas
es la tormenta
escurriendo como paredes trituradas
en la humedad de mis tristezas.
Imagen: El Universal
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